Cuando pensamos sobre la violación sexual, nos
imaginamos una sombra atacándonos en un callejón oscuro y solitario y también
nos imaginamos paralizadas de miedo y dejadas por muertas sabiendo este temor
cuando trabajamos una jornada nocturna, vamos a la tienda a las once de la
noche o cuando regresamos a una casa oscura y vacía nos céntimos con un temor que hay se encuentra
una persona dispuesta a cometer la violación. Puesto que nunca nos hemos
sentido completamente seguras en cuanto a la violación sexual, usamos tiempo y
energía evitando los riesgos.
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